- Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (1990). Clasificaciones científicas. Madrid: Centro de Publicaciones. Ministerio de Educación y Ciencia.
- Duro Martínez, J. C. y Berdullas Temes, M. (2003) Recursos desestimados, Especialidad reconocida, Infocop, 17, 3-9
- Millon, T., y Klerman, G. L. (Eds.). (1986). Contemporary directions in psychopathology. Nueva York: Guilford Press.
- American Psychiatric Association. (1995). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (4ª ed.). Barcelona: Masson.
- Organización Mundial de la Salud. (1992). CIE-10: Trastornos mentales y del comportamiento. Descripciones clínicas y pautas para el diagnóstico. Madrid: Meditor
martes, 6 de septiembre de 2016
REFERENCIAS.
19:24:00
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OPINIÓN PERSONAL.
19:22:00
1 comment
Dicho esto, nada
quita reconocer ahora la confluencia entre la Psicología Clínica y la
Psiquiatría. De hecho, es posible que las avenencias sean mayores que las
desavenencias y esto es así, históricamente, tanto en el plano de la
investigación como en el de la provisión de servicios. La única diferencia
entre el psicólogo clínico y el psiquiatra, en lo que atañe a lo que nos ocupa,
la evaluación, diagnóstico y tratamiento de los trastornos psicológicos o
mentales, viene dada por la facultad legal de éste último para la prescripción
de fármacos.
En relación con actuaciones
forenses, el psicólogo clínico fue reconocido ya en 1959, en EEUU, como se dijo
antes, para dictaminar precisamente sobre la "enfermedad mental", supuesto que
el trastorno psicológico tiene consecuencias análogas a la calificación de
enfermedad. Por su parte, el Psicólogo de Juzgados en el sistema Judicial
español cumple funciones de este tipo.
Ahora bien, señalado este uso
compartido de funciones (investigadoras, psicodiagnósticas y
psicoterapéuticas), con la salvedad de la prescripción de fármacos, cabría
decir con fundamento, con fundamento en la historia de la Psicología Clínica y
en la naturaleza de las cosas que, en general, el psicólogo clínico está mejor
formado para la función psicodiagnóstica (sobre todo cuando de la aplicación de
pruebas psicométricas se trate, lo que es prácticamente siempre) y para la
aplicación de psicoterapias o tratamientos psicológicos (no así en el supuesto
de los farmacológicos). Estas afirmaciones que matizan el uso compartido de
funciones con una posible, y aun probable, mayor competencia psicodiagnóstica y
psicoterapéutica del psicólogo clínico, se sostiene al cotejar el contenido del
currículo del psicólogo clínico y del psiquiatra, donde se observaría la
amplitud de disciplinas relevantes a los trastornos psicológicos cursadas por
el psicólogo clínico.
A este respecto, es interesante
reparar en que esta convergencia de funciones está reconocida por la propia
Psiquiatría. Así en el influyente "Tratado de Psiquiatría" de Kaplan
y Sadock se dedica un capítulo a la Psicología Clínica en el que, entre otras
cuestiones, se refiere lo siguiente: "La Psicología Clínica es
aquel aspecto de la ciencia y la práctica psicológica interesado en el
análisis, tratamiento y prevención de las incapacidades psicológicas humanas y
en la mejora de la adaptación y efectividad personal. Como estos objetivos
son compartidos parcialmente por otras disciplinas, el contenido y ámbito
de este campo se solapan inevitablemente con otras disciplinas clínicas, sobre
todo con la psiquiatría y la asistencia social clínica. La
diferenciación más estricta de estos campos radica en su uso de las técnicas y
contenido de la psicología básica y las ciencias biológicas y sociales
estrechamente relacionadas. Comparte con las demás áreas de la psicología el
énfasis en la investigación sistemática como base empírica de sus
procedimientos clínicos"
El objeto de la Psicología
Clínica y de la Psiquiatría es el trastorno mental. Las clasificaciones
internacionales de las alteraciones psicopatológicas que son objeto tanto de la
Psicología Clínica como de la Psiquiatría se organizan en torno al concepto de
trastorno mental y no en términos de enfermedad. El concepto de trastorno
mental se define en términos disfuncionales o de alteración psicológica o
comportamental, de tal forma que su evaluación y diagnóstico se apoya en
criterios únicamente psicológicos y comportamentales. La utilización en este campo
de la noción de "enfermedad" presenta una ambigüedad que no está
exenta de intereses corporativos y que, desde luego, no obedece a la naturaleza
de las cosas.
Las funciones
profesionales de los psicólogos clínicos y de los psiquiatras convergen en gran
medida en cuanto que tienen el mismo objeto: los trastornos psicológicos o
mentales. Es evidente que el psiquiatra no está suficientemente formado para
utilizar con destreza los tratamientos psicológicos ni los instrumentos
diagnósticos desarrollados por la investigación psicológica, ni el psicólogo
posee la habilitación legal ni por ello la formación necesaria, en la misma
proporción, para hacer uso de terapéuticas farmacológicas. Por ello, y en
beneficio de la persona afectada, se impone la cooperación de ambos
profesionales en un plano de igualdad.
Dada la naturaleza del trastorno
mental, cualquiera de los dos profesionales, psicólogo clínico o psiquiatra, se
encuentra suficientemente capacitado para el diagnóstico y el establecimiento
de la estrategia terapéutica más conveniente en cada caso. Consiguientemente,
no tiene sentido establecer la preeminencia de uno sobre el otro.
DEFINICIÓN DEL TRASTORNO PSICOLÓGICO O MENTAL
19:07:00
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Lo que se ha dicho hasta este momento en relación a la naturaleza diversa del trastorno frente a la enfermedad queda claramente refrendado en las clasificaciones internaciones de los trastornos mentales patrocinadas en gran medida por las instituciones médicas oficiales y psiquiátricas más influyentes
El sistema oficial de clasificación de la OMS recoge en el Capítulo V los trastornos mentales (Organización Mundial de la Salud, 1992) afirmando que "el término ‘trastorno’ se usa a lo largo de la clasificación para evitar los problemas que plantea el utilizar otros conceptos tales como ‘enfermedad’ o ‘padecimiento’. Dicho término se usa para señalar la presencia de un comportamiento o de un grupo de síntomas identificables en la práctica clínica, que en la mayoría de los casos se acompañan de malestar e interfieren con la actividad del individuo" (pp. 25-26). Por su lado, las enfermedades neurológicas, malformaciones, anomalías congénitas, lesiones, intoxicaciones y otras secuelas de causas externas, etc., son recogidos en otros capítulos de la clasificación internacional de las enfermedades.
Dibujo hecho por un paciente esquizofrénico paranoide. |
La Asociación Psiquiátrica Americana, en su más reciente catálogo oficial de los trastornos mentales DSM-IV, ha evitado igualmente utilizar el término "enfermedades" para los problemas del comportamiento, por estar determinados por una interacción de factores causales, y define el trastorno mental como "un síndrome o patrón comportamental o psicológico de significación clínica, que aparece asociado a un malestar (p. ej., dolor), a una discapacidad (p. ej., deterioro en una o más áreas de funcionamiento) o a un riesgo significativamente aumentado de morir o de sufrir dolor, discapacidad o pérdida de libertad. Además, este síndrome o patrón no debe ser meramente una respuesta culturalmente aceptada a un acontecimiento particular (p. ej., la muerte de un ser querido). Cualquiera que sea su causa, debe considerarse como la manifestación individual de una disfunción comportamental, psicológica o biológica. Ni el comportamiento desviado (p. ej., político, religioso o sexual) ni los conflictos entre el individuo y la sociedad son trastornos mentales, a no ser que la desviación o el conflicto sean síntomas de una disfunción" (American Psychiatric Association, 1995, pág. XXI).
(tema principal )OBJETO DE LA PSICOLOGÍA CLÍNICA Y DE LA PSIQUIATRÍA.
19:04:00
11 comments
Trastornos psicológicos no son enfermedades mentales.
En efecto, los trastornos psicológicos no son propiamente enfermedades mentales. La noción de enfermedad, perfectamente establecida en la Medicina, no se aviene, sin embargo, a concebir los trastornos que forman parte del campo de la psicopatología. Ni siquiera trastornos psicopatológicos tan graves y discapacitantes como puedan ser la esquizofrenia o la depresión responden al concepto de enfermedad. Por lo pronto, no tienen una etiología biológica identificada y lo cierto es que después de un mayor conocimiento del cerebro no se sabe más que hace un siglo sobre los presuntos mecanismos cerebrales de la esquizofrenia y la depresión (al margen de la infinidad de hipótesis en circulación). Lo que, en cambio, sí se sabe más es acerca de la complejidad de factores implicados y de la importancia de los determinantes personales, familiares y sociales.
Por otro lado, estos trastornos tampoco tienen la entidad nosológica que se supone a una enfermedad. En realidad, la esquizofrenia es más un espectro de trastornos, de sintomatología y pronóstico variable que, ciertamente, una enfermedad, cuya etiqueta revelara una entidad neurológica como cuando se dice, por ejemplo, "enfermedad de Alzheimer". Igualmente, la depresión es un trastorno psicológico que está más relacionado con las vicisitudes de la vida que con las de la biología.
Todo ello, no quita que estos trastornos, y los otros, se puedan definir con objetividad. De hecho, la Psicología Clínica y la Psiquiatría disponen de métodos, instrumentos y criterios psicodiagnósticos que permiten su identificación. Pero lo que se define es un trastorno, no una enfermedad. Asimismo, nada impide reconocer la utilidad de ciertos psicofármacos con eficacia probada en determinados trastornos. Ahora bien, cosa diferente sería suponer que por ello se trata de una enfermedad (porque sea útil un tratamiento médico). No porque sea efectiva la aspirina para el dolor, el paciente tiene una enfermedad, póngase por caso, la "acetilsaliciliconemia", en razón de su acción farmacológica. Ni tampoco, por más que el dolor sea síntoma de muchas enfermedades, es de por sí una enfermedad, si bien siempre es un trastorno.
ORÍGENES DE LA PSICOLOGÍA CLÍNICA CON REFERENCIA A LA PSIQUIATRÍA
9:29:00
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Definición de Psicología Clínica La Psicología Clínica es un campo de especialización de la Psicología que aplica los conocimientos y técnicas de ésta al estudio del comportamiento anómalo, aquél que supone algún trastorno para la propia persona y/o para otros. El estudio del comportamiento por parte de la Psicología Clínica se interesa principalmente en establecer un psicodiagnóstico, cara a identificar el trastorno, en analizar la condición psicopatológica, cara a una explicación, y en llevar a cabo un tratamiento, cara a remediar el problema y, en su caso, prevenirlo. En este sentido, la Psicología Clínica, aun dentro de la Psicología, dispone de sus propios métodos, modelos y procedimientos, en particular, métodos psicodiagnósticos, modelos psicopatológicos y procedimientos psicoterapéuticos. En todo caso, ello ha llegado a ser así en virtud de un proceso histórico de acumulación de saber científico y técnico y de institucionalización y reconocimiento social. Este reconocimiento social se pone claramente de manifiesto en la definición de las actividades del psicólogo clínico que recoge la Enciclopedia Británica, una de las más prestigiosas enciclopedias del mundo, bajo tres epígrafes:
“Evaluación (incluyendo Diagnóstico), Tratamiento e Investigación. Respecto a la Evaluación los psicólogos clínicos aplican e interpretan tests psicológicos tanto con fines de evaluar la inteligencia y otras capacidades del individuo o bien con el propósito de esclarecer las características mentales que sirven de base para realizar el diagnóstico de un trastorno mental específico. La entrevista, en la que los psicólogos preguntan e interactúan con un paciente, es otra herramienta diagnóstica estándar. Para fines de Tratamiento, el psicólogo clínico puede usar una amplia variedad de formas de psicoterapia, aunque recientemente existe la tendencia hacia a un enfoque ecléctico, mediante una combinación de técnicas adaptadas a cada caso. Los psicólogos clínicos pueden especializarse en Terapia de Conducta, Terapia Grupal, Terapia Familiar, Psicoanálisis y otras. La Investigación es un importante campo para algunos psicólogos clínicos en su formación para hacer estudios experimentales y para el uso de las técnicas estadísticas. De este modo, los psicólogos clínicos son miembros fundamentales en proyectos de investigación realizados en el ámbito de la Salud Mental”. La historia de la Psicología Clínica forma parte de la misma historia de la Psicología, aunque con su propio perfil. Es decir, el estudio del comportamiento que supone algún trastorno corre paralelo al estudio del comportamiento normal. En este sentido, es ejemplar la historia de la Psicología Clínica realizada por J. M. Reisman (1991), probablemente la historia más completa y sistemática. Se trata de una historia década por década, desde 1890 hasta 1990, agrupadas en cuatro generaciones. Lo interesante a señalar de esta historia es el esquema expositivo utilizado, consistente en presentar, en primer lugar, los conocimientos psicológicos del funcionamiento normal de la personalidad, a continuación, la técnicas diagnósticas, las formulaciones psicopatológicas y los procedimientos terapéuticos, y finalmente, la institucionalización profesional. Quiere decir que tanto uno como otro, el diagnóstico, la psicopatología, el tratamiento y la institucionalización profesional, se han ido desarrollando al hilo y en interacción con la Psicología.
lunes, 5 de septiembre de 2016
PSICOLOGÍA CLÍNICA Y PSIQUIATRÍA
3:22:00
3 comments
En este artículo, a partir
de los orígenes de la Psicología, se argumenta que la Psicología Clínica es un
disciplina científico–profesional con historia e identidad propias y cuyos
objetivos son la evaluación y diagnóstico, tratamiento e investigación en el
ámbito de los trastornos psicológicos o mentales. La Psicología Clínica
coincide con la Psiquiatría en que su objeto es el trastorno mental, no la
enfermedad, de tal manera que las funciones profesionales de los psicólogos
clínicos y de los psiquiatras convergen en gran medida. Las diferencias
estriban en que el psiquiatra no está suficientemente formado para utilizar con
destreza los tratamientos psicológicos ni los instrumentos diagnósticos
desarrollados por la investigación psicológica, ni el psicólogo posee la
habilitación legal ni la formación necesaria para hacer uso de terapéuticas
farmacológicas. Tanto el psicólogo clínico como el psiquiatra, se encuentra
suficientemente capacitado para el diagnóstico y el establecimiento de la
estrategia terapéutica más conveniente en cada caso por lo que se impone la
cooperación desde el reconocimiento de las distintas competencias.
jueves, 1 de septiembre de 2016
BIENVENIDA.
9:36:00
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El objetivo de este blog es dar a conocer la relación
que existe entre la psicología clínica y psiquiatría, de tal forma que
conozcamos la importancia de la psicología ya que algún daño psicológico si no
es tratado a tiempo puede procrear una enfermedad psiquiátrica.
El objetivo de este blog es dar a conocer la relación
que existe entre la psicología clínica y psiquiatría, de tal forma que
conozcamos la importancia de la psicología ya que algún daño psicológico si no
es tratado a tiempo puede procrear una enfermedad psiquiátrica.
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